jueves, 31 de mayo de 2012

Presión grupal


Tener un grupo de amigos es necesario a cualquier edad, especialmente durante la adolescencia, en la que el desarrollo social es crucial. Los y las adolescentes empiezan a formar contactos interpersonales fuera del hogar por primera vez de manera autónoma en esta etapa. El grupo de pares, es decir, compañeros de la misma edad, ofrece a los jóvenes una red de apoyo social y emocional, así como la posibilidad de identificación, en momentos en los que se sienten incomprendidos por la familia y los adultos en general.
Dentro del grupo, los adolescentes cuentan con un espacio en el que se sienten iguales, ya que todos están pasando por cambios similares. El grupo ofrece seguridad y les provee una identidad grupal mientras van consolidando la propia. Sin embargo, ello se sostiene en la similitud de sus miembros. El grupo necesita que todos sigan las mismas normas y se ciñan a los roles establecidos. Los que se apartan de estos pueden quedar fuera del grupo. Por ello, muchas veces los jóvenes se dejan influenciar para realizar determinadas conductas o tomar una actitud particular. Esto es lo que caracteriza a la presión grupal.
La presión grupal puede darse en diferentes aspectos, tanto positivos como negativos: un estilo de ropa en particular, una manera de pensar, una afición específica, entre otras. Todas las características del grupo están orientadas a darle cohesión a este y diferenciarlo de otros grupos. Nadie quiere sentirse diferente o fuera del grupo, por ello, la mayoría de adolescentes ceden a la presión. Por ser aceptados o evitar que se burlen de ellos, pueden realizar algunas actividades que no harían individualmente bajo el razonamiento: “todo el mundo lo hace”. Este argumento tiene su contraparte en los padres de familia. Cuántas veces hemos escuchado a madres preguntar: “¿Si tu amigo se tira del puente tú también lo vas a hacer?”
Muchos padres tienden a culpar a los amigos por determinada conducta de su hijo. Si bien es cierto que la influencia y presión del grupo es intensa en la adolescencia, ello no significa que se deba responsabilizar los amigos, o al grupo, de todo lo que sucede y no se pueda hacer nada al respecto. Si los adolescentes tienen valores y principios claros, fortalecen la seguridad en sí mismos y cuentan con redes de soporte en otros ámbitos, ya sean los padres, otros familiares o incluso otras personas significativas como los maestros; tendrán más posibilidades de manejar la presión grupal, especialmente en situaciones en las que la consigna del grupo pueda ser dañina o poner en riesgo su salud, como es el caso de empezar a fumar.

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