jueves, 21 de junio de 2012

Efectos de la Violencia Doméstica


La violencia doméstica es un problema extendido en el Perú pero puede pasar desapercibida para el entorno social cercano, especialmente cuando se presenta como maltrato psicológico. Unido a ello, muchas mujeres permanecen en una situación de violencia doméstica, sufriendo agresiones verbales y amenazas cotidianas porque no cuentan con los medios económicos para mantenerse, temen que les quiten a sus hijos (amenaza que generalmente es parte de la violencia psicológica que viven) o creen que privar a sus hijos de la presencia del padre sería un daño mayor para ellos.
Sin embargo, los efectos de la violencia doméstica en los niños y adolescentes pueden ser más negativos. Es preferible tener padres separados que no se agredan a una familia inmersa en una batalla permanente.
En ese sentido, se han descrito diferentes síntomas que pueden presentar los hijos que están expuestos a la violencia ejercida contra uno de los padres, generalmente la madre, en casi el 90% de los casos.

Los niños más pequeños muestran irritabilidad, sentimientos de culpa por lo que ocurre, temores, síntomas somáticos variados y constantes, regresión a etapas más tempranas, enuresis, problemas de sueño y retraimiento. Los niños mayores pueden expresar agresividad con otras personas, comportamiento rebelde o retraimiento, desconfianza y baja autoestima. Algunos adolescentes pueden huir del hogar, iniciar el consumo de drogas o realizar actos delincuenciales.
Se ha encontrado además algunas diferencias de género entre los efectos de la violencia. Mientras los niños tienden a mostrar conductas hostiles o huyen de casa, las niñas generalmente se guardan la angustia, no muestran externamente lo que están viviendo y buscan proteger a sus hermanos menores y a su madre. Otros síntomas que pueden presentarse en todos los casos son dificultades para adaptarse al colegio, problemas para establecer relaciones interpersonales, aislamiento, depresión y altos niveles de ansiedad.
Los daños emocionales se dan a corto y largo plazo; y es imprescindible que se elimine la situación de violencia y se trabaje activamente para reparar los efectos psicológicos que se presentan, ya que uno de los riesgos más preocupantes a largo plazo es que el ciclo de violencia continúe y se transmita generacionalmente. Los niños que han observado el maltrato entre sus padres tendrán más probabilidades de tratar así a sus parejas cuando sean adultos. Las niñas por su lado, pueden aprender que la violencia es parte natural de sus vidas, haciéndolas más vulnerables a esta en el futuro.

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