Educar a los hijos no es una
tarea sencilla, y hacerlo de manera equitativa es más complicado aún. Si bien los
padres buscan dar la misma atención, interés y oportunidades a niños y niñas,
en muchas ocasiones, se tienden a repetir algunas pautas de crianza que hacen
diferencias entre los sexos.
Se puede pensar que esto ya
no ocurre pero en muchos hogares sigue siendo una práctica común que puede pasar
desapercibida. Estos patrones de crianza se han trasmitido de generación en
generación desde mucho tiempo atrás y siguen influyendo en la manera de criar a
los hijos.
La crianza diferenciada no
siempre se da de manera tajante como privilegiar a los niños con la posibilidad
de estudiar y dejar a las niñas en el hogar. En nuestro medio, la mayoría de
veces se trata de diferencias sutiles como limitar los juegos activos en las
niñas, alertarlas sobre ensuciarse la ropa o incentivarlas a que ayuden en las
tareas domésticas desde pequeñas. Mientras tanto a los niños se les permite más
libertad al jugar, se espera que se ensucien, no se les permite llorar, se
celebra que jueguen bruscamente y se les sugiere que lavar los platos o tender
la cama es cosa de mujeres.
El trato diferencial por
sexo comienza incluso antes del nacimiento. La ropa, los juguetes, la
decoración del cuarto será diferente dependiendo del sexo del bebé. La manera
de amamantarlo, acariciarlo y tratarlo también. Además, los roles diferenciados
serán adquiridos observando las actividades y maneras de comportarse de ambos
padres. La sociedad y cultura también reforzarán las conductas que encajan con
los estereotipos relacionados a su sexo y los niños lo captarán incluso antes
de hablar correctamente.
¿Cómo hacer entonces para
lograr una educación equitativa de niños y niñas? Es importante dar las mismas
oportunidades y hacer cumplir las mismas reglas a niños y niñas en el hogar y
ello debe estar acompañado del ejemplo de ambos padres. Si en la familia se
hacen diferencias categóricas entre hombres y mujeres, como que la madre solo
se dedica a la casa y a sus hijos; y el padre solo trabaja y jamás ayuda en
labores domésticas, los hijos aprenderán de ese ejemplo. Si a los niños o
jóvenes se les permite salir con amigos y a las niñas o adolescentes no, o se establecen
normas de conducta diferente de acuerdo al género, se seguirán trasmitiendo
patrones discriminatorios de crianza. Es necesario estar muy conscientes de los
modelos que se trasmiten a los niños y niñas, para evitar limitar las
oportunidades, el desarrollo y posibilidad de expresión de uno u otro sexo.
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