Se suele pensar que tener
tiempo libre es un riesgo para los adolescentes. Los adultos generalmente miran
con recelo que los jóvenes pasen tiempo con los amigos “sin hacer nada”,
jueguen en la computadora o vean televisión. Se escucha usualmente en los
medios el pedido de losas deportivas como si eso automáticamente impidiera que
los muchachos caigan en conductas inadecuadas.
Por supuesto que es
importantísimo que los adolescentes participen en actividades deportivas como
complemento a su formación escolar y es necesario que cuenten con las
instalaciones para ello. No obstante, los momentos de ocio son también
importantes para toda persona y ello no significa necesariamente estar
perdiendo el tiempo, en riesgo de consumir drogas o de realizar actos
delictivos.
Se debe recordar que los
adolescentes están inmersos en un proceso complejo de cambios físicos,
psicológicos y sociales. Todas sus vivencias están enfocadas en la formación de
su identidad personal; y así como la formación académica estimula el desarrollo
cognitivo y el deporte promueve la salud, el tiempo libre tiene vital
importancia en el desarrollo social y de su personalidad en general.
El tiempo libre de los
jóvenes generalmente es utilizado para relacionarse con otras personas y el
entorno. El grupo de pares les brinda soporte emocional e identificación, así
como la posibilidad de alejarse del mundo de los adultos. Pero también les
permite desarrollar otras actividades que sean de su interés y que puedan
contribuir a su desarrollo personal como las actividades culturales (teatro,
música) o sociales (voluntariado). Todas las actividades que realicen les
ayudarán a ir descubriendo su vocación y lo que quieren hacer en el futuro.
Por supuesto, los padres
deben permanecer cercanos emocionalmente y atentos a cómo están utilizando el
tiempo libre sus hijos. Es conveniente estimular alternativas atractivas y de
entretenimiento que estén en relación con los intereses particulares de cada
uno y permitirles también descansar adecuadamente. El ocio no solo debe ser
activo, además es importante una dosis de ocio pasivo, ya que aunque no estén
realizando ninguna actividad física, están orientados a su mundo interno en
esos momentos.
Por supuesto es importante
dosificar cada actividad, cada momento puede ser fructífero en porciones
adecuadas, incluso el descanso. Mientras los jóvenes puedan organizar su tiempo
adecuadamente y cumplan con sus obligaciones de estudios o trabajo, no tendría
por qué preocuparse.
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