lunes, 21 de octubre de 2013

Interacciones virtuales

Uno de los aspectos más característicos de la sociedad actual es el uso masivo de la tecnología y los medios virtuales. Estos pueden facilitar el trabajo y las actividades de la vida diaria pero también han cambiado la manera de interactuar de las personas, especialmente de los más jóvenes quienes han crecido en la era de internet.
Las redes sociales se han vuelto el escenario en el que se encuentra gente, se forman parejas y hasta se terminan relaciones. Cuando conocen a alguien en una fiesta, los jóvenes se añaden a diversas redes sociales inmediatamente y quedan en “encontrarse” en el chat para conversar. El espacio virtual es ahora el “nuevo barrio”.
Más allá de juzgar esta modalidad (a los adultos que no están inmersos en este mundo les cuesta entender esta nueva dinámica);  sería provechoso intentar entender por qué las redes sociales han ganado tanto espacio entre los adolescentes. Por supuesto, es un fenómeno complejo que no responde a un solo factor causal pero aquí algunas hipótesis.
Para muchas personas es más sencillo relacionarse a través de una pantalla, especialmente al inicio de una relación. Las señales no verbales que usualmente te delatan en las primeras citas están cubiertas. No quedan expuestos los nervios, la timidez, el rubor en el rostro. Ello permite, además, que algunos se animen a hablar más de ellos mismos.
El mundo virtual plantea una paradoja, uno se siente lejos, y a la vez, cerca del otro. Esto facilita la aproximación en cierta medida pero puede conllevar riesgos también porque los límites se vuelven difusos en esta nueva realidad compartida (virtual); lo que lleva a mostrar, en ocasiones, más de lo que se quisiera amparados en la “distancia” geográfica y a la vez, animados por la “cercanía” emocional que se experimenta en ese espacio.

Además la inmediatez que permite una interacción constante satisface la necesidad de estar “conectado” con otros permanentemente y no deja sentir la falta, aunque ello puede resultar más perjudicial. Es saludable mantener cierta distancia que preserve la individualidad. Se debe aprender, también, a estar solo con uno mismo. Además es imprescindible consolidar los vínculos en la realidad. Es allí donde es posible corroborar la atracción mutua, las intenciones reales del otro y la profundidad de la relación. Felizmente la mayoría de personas son capaces de utilizar conscientemente los medios virtuales y construir una intimidad física y emocional adecuada en el mundo real.

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