lunes, 21 de octubre de 2013

¿Es beneficioso o perjudicial repetir el año?

Se inicia el último bimestre del año académico y para muchos estudiantes la suerte está echada. Si su rendimiento escolar ha sido deficiente, lo más probable es que ellos, y sus padres, estén preocupados por la posibilidad de perder el año.
En la mayoría de colegios la repitencia escolar es un tema común y usualmente se considera responsabilidad exclusiva del alumno. Es el estudiante el que debe dar la talla y rendir igual que el resto. Sin embargo, estudios pedagógicos señalan que cada niño aprende a su ritmo y de manera diferente. Por lo tanto, lo ideal es acompañarlos en su proceso de aprendizaje particular sin presionarlos para que logren su máximo potencial. Lamentablemente el sistema educativo actual, que generalmente es masivo, no permite el seguimiento cercano de cada alumno. Los que se quedan atrás deben volver a estudiar todo el programa una vez más.
¿Es esto beneficioso o perjudicial? Se puede alegar que si el alumno no ha aprendido los contenidos necesarios que le corresponden, lo recomendable es que haga otro intento. No obstante, si las condiciones son las mismas, es probable que el fracaso se dé una vez más. Por ello, es necesario examinar cuáles son las dificultades y en qué áreas se expresan para intervenir oportunamente y lograr un cambio real.
Lo ideal, por supuesto, es prevenir la repitencia y actuar desde los primeros meses del año. Si el colegio no brinda una atención especializada entonces será recomendable buscar un especialista que programe un trabajo focalizado para llenar los vacíos académicos y mejorar el aprendizaje del niño.
Es importante tomar en cuenta que la repitencia puede traer más dificultades al alumno si no se le brinda el soporte educativo y emocional necesario. Pueden manifestar problemas de comportamiento, baja autoestima, desadaptación socio-emocional con sus compañeros (tendrá que integrarse a un nuevo grupo además de concentrarse en su desempeño académico). Todo ello puede afectar sus logros, justamente en las áreas que debe reforzar.

Por ello, lo más recomendable es hacer un balance de pros y contras. Si por ejemplo, el alumno es menor que el resto de sus compañeros o su nivel madurativo no permite que afronte los retos del año, estará en desventaja con el grupo y ello lo puede llevar a fracasar en algunas áreas. En estos casos, será mejor colocarlo en el nivel que le corresponde lo más temprano posible.

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