jueves, 24 de octubre de 2013

Problemas para despegar

En EEUU y los países europeos es común que los jóvenes salgan de casa apenas cumplen la mayoría de edad para vivir solos. Quedarse con los padres tiende a ser motivo de burla, como ocurre en una comedia en la que los padres contratan a una novia para que su hijo deje la casa.
En el Perú, por el contrario, se estila que los hijos e hijas continúen viviendo con sus padres hasta que forman una nueva familia. E incluso en esos casos, algunas veces traen a su pareja a vivir a la casa familiar.
Es cierto que las dificultades económicas y la falta de oportunidades laborales no dejaban otra alternativa a los jóvenes durante muchos años. Sin embargo, esta conducta particular va más allá de un problema de presupuesto. Hoy existen más oportunidades para trabajar en diferentes rubros que en las décadas pasadas y la costumbre de vivir con los padres continúa arraigada.
Tampoco se puede atribuir el hecho a inmadurez o falta de autonomía solamente, aunque en varios casos podría tratarse de cierto temor a crecer y hacerse cargo de sí mismos. Es más sencillo estar bajo la protección de los padres, y que ellos mantengan las responsabilidades domésticas, aunque ello pueda significar tener menos independencia y privacidad en la vida cotidiana.
Evidentemente no hay un solo factor causal, cada caso es particular. No obstante, un aspecto que también hay que tomar en cuenta es el factor social. La cultura patriarcal pone su cuota en esta costumbre de no dejar la casa familiar. Si bien han cambiado algunos estereotipos y hay mayor libertad para hombres y mujeres; aún permanecen en el chip colectivo algunas ideas machistas como que las mujeres deben salir de la tutela paterna para pasar a la tutela del esposo. Una mujer que se anima a vivir sola es mirada con sospecha e incluso mal vista en algunos sectores.
Por otro lado, los hombres que han sido criados para ser atendidos, no se animan a dejar los mimos de la madre, quien lava, plancha y cocina, para hacerlo todo él mismo. Prefieren esperar hasta encontrar una mujer que la reemplace y se encargue de él en lo doméstico.

Ambos sexos están reforzados por el entorno y generalmente son los mismos padres los que se preocupan por quién se va a encargar de sus hijos o hijas cuando vivan solos. Felizmente también hay otros discursos y patrones de crianza que reman hacia otra dirección porque independizarse económica y emocionalmente de los padres indudablemente permite un gran crecimiento personal a todos y todas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario